Estrés y Antojos: Cómo Calmar la Ansiedad sin Recurrir a la Comida
Fecha de publicación
20 sept 2025


El estrés es uno de los principales disparadores de lo que llamamos "hambre emocional". En esta nota, exploramos por qué nuestro cuerpo busca consuelo en la comida y te ofrezco 4 estrategias prácticas y amorosas para gestionar la ansiedad de una forma más saludable.
¿Por qué el estrés nos da hambre?
Seguro te ha pasado: después de un día agotador en el trabajo, lo primero que haces al llegar a casa es buscar algo dulce o salado para "desconectar". No es tu culpa, es biología. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo libera una hormona llamada cortisol, que aumenta nuestro apetito y nos empuja a buscar alimentos altos en azúcar y grasa como una fuente rápida de placer y consuelo.
El problema es que este alivio es momentáneo y a menudo viene seguido de sentimientos de culpa o malestar. La clave no está en prohibirnos sentir, sino en encontrar nuevas herramientas para nutrir nuestras emociones.
Estrategia 1: Identifica el Disparador
El primer paso es la conciencia. Antes de ceder a un antojo impulsivo, tómate un segundo para preguntarte: “¿Qué pasó justo antes de que sintiera estas ganas de comer?”. Tal vez fue una llamada estresante, un correo electrónico frustrante o simplemente el cansancio acumulado. Ponerle nombre al sentimiento te devuelve el poder.
Estrategia 2: Crea tu "Menú de Bienestar"
Así como tienes un menú de comidas, puedes crear un "menú" de actividades que te reconforten sin involucrar comida. La idea es tener una lista a la mano para cuando sientas que la ansiedad ataca. Algunas ideas:
Preparar una infusión caliente (manzanilla, tilo, melisa).
Escuchar esa canción que siempre te sube el ánimo.
Salir a caminar 5 minutos a la manzana.
Llamar a una amiga o familiar para charlar un rato.
Escribir lo que sientes en un cuaderno.
Estrategia 3: La Respiración como Ancla
Cuando el estrés te abrume, tu respiración es tu mejor aliada. Es gratis, está siempre contigo y funciona de maravilla. Prueba esto:
Inhala lentamente por la nariz contando hasta 4.
Sostén el aire contando hasta 4.
Exhala suavemente por la boca contando hasta 6.
Repite este ciclo 5 o 6 veces. Esta simple acción ayuda a calmar tu sistema nervioso y te da un espacio de claridad para decidir qué necesitas realmente.
Estrategia 4: Permítete Sentir
A veces, lo único que necesitamos es darnos permiso para sentirnos mal. En lugar de tapar la tristeza o el enojo con comida, permítete sentir esa emoción por unos minutos. Siéntate en silencio, llora si lo necesitas, reconoce lo que te pasa. A menudo, una vez que la emoción es reconocida, pierde gran parte de su poder sobre nosotros.
Conclusión
Aprender a gestionar el estrés es un acto de amor propio. No se trata de nunca más comerte un chocolate cuando estés triste, sino de tener más opciones en tu caja de herramientas para que la comida no sea tu único recurso.


Estrés y Antojos: Cómo Calmar la Ansiedad sin Recurrir a la Comida
Estrés y Antojos: Cómo Calmar la Ansiedad sin Recurrir a la Comida
El estrés es uno de los principales disparadores de lo que llamamos "hambre emocional". En esta nota, exploramos por qué nuestro cuerpo busca consuelo en la comida y te ofrezco 4 estrategias prácticas y amorosas para gestionar la ansiedad de una forma más saludable.
Fecha de publicación
20 sept 2025
20 sept 2025
¿Por qué el estrés nos da hambre?
Seguro te ha pasado: después de un día agotador en el trabajo, lo primero que haces al llegar a casa es buscar algo dulce o salado para "desconectar". No es tu culpa, es biología. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo libera una hormona llamada cortisol, que aumenta nuestro apetito y nos empuja a buscar alimentos altos en azúcar y grasa como una fuente rápida de placer y consuelo.
El problema es que este alivio es momentáneo y a menudo viene seguido de sentimientos de culpa o malestar. La clave no está en prohibirnos sentir, sino en encontrar nuevas herramientas para nutrir nuestras emociones.
Estrategia 1: Identifica el Disparador
El primer paso es la conciencia. Antes de ceder a un antojo impulsivo, tómate un segundo para preguntarte: “¿Qué pasó justo antes de que sintiera estas ganas de comer?”. Tal vez fue una llamada estresante, un correo electrónico frustrante o simplemente el cansancio acumulado. Ponerle nombre al sentimiento te devuelve el poder.
Estrategia 2: Crea tu "Menú de Bienestar"
Así como tienes un menú de comidas, puedes crear un "menú" de actividades que te reconforten sin involucrar comida. La idea es tener una lista a la mano para cuando sientas que la ansiedad ataca. Algunas ideas:
Preparar una infusión caliente (manzanilla, tilo, melisa).
Escuchar esa canción que siempre te sube el ánimo.
Salir a caminar 5 minutos a la manzana.
Llamar a una amiga o familiar para charlar un rato.
Escribir lo que sientes en un cuaderno.
Estrategia 3: La Respiración como Ancla
Cuando el estrés te abrume, tu respiración es tu mejor aliada. Es gratis, está siempre contigo y funciona de maravilla. Prueba esto:
Inhala lentamente por la nariz contando hasta 4.
Sostén el aire contando hasta 4.
Exhala suavemente por la boca contando hasta 6.
Repite este ciclo 5 o 6 veces. Esta simple acción ayuda a calmar tu sistema nervioso y te da un espacio de claridad para decidir qué necesitas realmente.
Estrategia 4: Permítete Sentir
A veces, lo único que necesitamos es darnos permiso para sentirnos mal. En lugar de tapar la tristeza o el enojo con comida, permítete sentir esa emoción por unos minutos. Siéntate en silencio, llora si lo necesitas, reconoce lo que te pasa. A menudo, una vez que la emoción es reconocida, pierde gran parte de su poder sobre nosotros.
Conclusión
Aprender a gestionar el estrés es un acto de amor propio. No se trata de nunca más comerte un chocolate cuando estés triste, sino de tener más opciones en tu caja de herramientas para que la comida no sea tu único recurso.